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Relatos y comentarios sobre lo que acontece en la vida de esta bitacorera. | ![]() |
Gato por liebreA José Ángel:¡ojo con lo que comes este verano! :)) Verano, sol, vacaciones, playa, alegría, chiringuito, espetones, paella, pescaíto frito... - Hoy almorzaremos en un buffet libre, propone el caballero. - Has tenido una excelente idea, responde la complaciente damisela. El enchaquetado maître les da la bienvenida. A pesar de su impecable aspecto y correcta actitud, su sonrisa denota algo que a ella no le inspira confianza. Y ahí está la pletórica pareja, eligiendo entre la multitud de platos "sin identificación" que se ofertan en el costero local: entrantes, salmón en abundancia (¡ojo, la cola, nada de hermosas tajadas!) y sus deliciosas carnes. Todo ello a un precio asequible. Él comenzó por las verduras y arroces. Ella, mientras intentaba hacer la elección perfecta, sin prisas (en estos casos uno mira la comida y según el aspecto que le ve se sirve o no; es como en las parejas cuando hay química), oyó repetidamente a una elegante comensal, que en realidad bien hubiera podido tratarse de una figurante, hablar de las excelencias del roast beef, la carne que estaba degustando en aquel momento. Ella lo examinó: realmente presentaba un buen aspecto. Recordó con añoranza su estancia en Londres donde degustó en varias ocasiones dicha especialidad. Y decidió servirse una generosa ración, pues sabido es que la playa estimula el apetito. ¡Estaba francamente bueno! Se lo recomendó a su amado, quien le hizo caso omiso y siguió a su aire. Mientras tanto, continuaba oyéndose hablar por allí del consabido roast beef. La cándida comensal repitió y siguió elogiando tan exquisito manjar. Por fin él, de mente lúcida y parco en palabras acercó su vista al plato y proclamó: -¡ESTO NO ES ROAST BEEF, ES LENGUA!, se le ven claramente las papilas gustativas. Y efectivamente se apreciaban, disimuladas por el fino corte de la carne. En ese momento ella sintió náuseas, le sobrevino una inmensa arcada, creyó morir, pensó que echaría la pota. Su cara cambió de expresión, se contuvo en silencio, entre otras razones porque si abría la boca existían más posibilidades de que la comida recién ingerida fuese vomitada. Compungida, cabizbaja, defraudada, sellados sus labios, se dirigieron al hotel donde se hospedaban. Varios días tardó en recuperarse de la indigestión. ¿Alguna vez os han dado gato por liebre? 00:17 | Toñi Flamil | 5 Comentarios | #
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