La Cocinera Políglota
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LUCES DE NAVIDAD

 

 

"El revoleo de candiles"

En estas fechas en que miles de bombillas multicolores decoran nuestras calles, plazas y hogares, os narro la siguiente historia, que me han contado recientemente y que me ha embelesado por su encanto. Tenía lugar a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, en un pequeño pueblo andaluz de la campiña cordobesa, de encaladas casas habitadas mayoritariamente por humildes campesinos.

Carecían de electricidad, por lo que utilizaban candiles de aceite para alumbrarse por la noche. No todos ellos disponían de cerillas con las que encender su candil, por eso, en el crepúsculo que precedía la oscuridad de la noche, unos pocos encendían su farol, y los demás vecinos iban acercándose allá donde veían la tenue lumbre para así encender el suyo, unas veces cruzando las empinadas calles y otras dirigiéndose a las casas contiguas. Este trepidante ir y venir de multitud de personas al mismo tiempo, con sus lámparas encendidas, surcando las calles como mágicas luciérnagas, es lo que se conocía como "el revoleo de candiles".

Eran tiempos de cielos asombrosamente claros y estrellados, de charlas y conversaciones diarias en torno a la mesa camilla, del pan amasado en la propia casa, de numerosas privaciones y carencias, de ausencia de lujo, de escasas jornadas de ocio y disfrute, en claro contraste con nuestro mundo actual, donde impera la opulencia y prima "el tener" sobre "el ser", donde con frecuencia abunda la diversión pero no la alegría, donde la excesiva iluminación en las ciudades desarrolladas nos impide contemplar los astros y por tanto, nos hace olvidar que somos una minúscula, pero primordial parte del infinito Universo.

En Navidad, los grupos de amigos se paseaban cantando villancicos, y eran convidados por sus paisanos con pestiños caseros y copas de aguardiente. Un día en que holgaban, degustaban un buen plato de carne. Lo amenizaban en la misma casa con canciones y con baile, y esto les satisfacía más que un exótico crucero, tan habituales hoy en día o que los botellones vividos durante todo un año por cualquier joven en la actualidad.

Con mis mejores deseos para todos cuantos pasáis por este blog: ¡Feliz Año 2009! 

De fondo escucho "Candilejas".  

Categorías: Anécdotas reales antiguas.

 

 

18:45 | Toñi Flamil | 5 Comentarios | #

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Comentarios

1
De: Teresa Fecha: 2009-01-06 23:29

¡¡Vaya, Córdoba!! ¡y las Tendillas! Voy con alguna frecuencia a esa linda ciudad y tengo buenos amigos en ella... :-)
Y tienen un aceite para comer a cucharadas...



2
De: La cocinera Fecha: 2009-01-07 11:00

Espero que nos veamos en tu próxima visita, Teresa :-)



3
De: jomagaro Fecha: 2009-01-11 09:59

Y que bonita ponen esa plaza en Navidades.....!!!

Feliz 2009 !!!!!



4
De: José Ángel Fecha: 2009-01-14 15:22

Esa historia que has contado, la de los candiles, me ha traído antaños recuerdos. A mi padre cantando la canción que le cantaba su abuelo, la Noche Buena se viene, la Noche Buena se va y nosotros nos iremos y no volveremos más. Un villancico triste, pero que me trae recuerdos de mi infancia. Recuerdos que se junta con la plaza de las Tendillas, pues ahí escuché, por primera vez, de labios de mi padre ese villancico,



5
De: La cocinera Fecha: 2009-01-17 20:30

José Ángel, me ha enternecido tu comentario.



		
 
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