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Relatos y comentarios sobre lo que acontece en la vida de esta bitacorera. | ![]() |
HISTORIAS DE ALBÓNDIGASDos historias reales con las albóndigas como protagonistas en común. El síndrome del nido vacío. ¡Ay, ay! Yo que he guisado para tantos y ahora guiso “móndigas pa dos”, se lamentaba una señora en la carnicería, que compraba una pequeña cantidad de carne picada, acompañada por su marido, para cocinar “albóndigas para ellos dos”. Por lo que deduje que era madre de familia numerosa, con los hijos independizados, a los que echaba de menos. Albondibol La siguiente anécdota sucedió hace varios días en un autobús: eran las dos de la tarde, una mujer llevaba un tarro cerrado en la mano. En uno de los vaivenes que éste dio… ¡plaf!, las albóndigas que contenía el envase quedaron desparramadas por el suelo, así como el caldo que las acompañaba. ¡Qué bochorno, qué desagradable situación! Porque si bien es cierto que era la hora del almuerzo, el caso es que aquello no invitaba a abrir el apetito, pues olía francamente mal. La causante de tal desaguisado, aprovechaba cada parada, y cuando se había bajado el último pasajero, daba patadas a las pequeñas bolas de carne, tratando de echarlas al exterior del vehículo público por la puerta. Unas veces acertaba y otras no. Por lo tanto, ese día la citada mujer se quedó sin almuerzo, pero pienso que nació un nuevo deporte, al que podríamos denominar “albondi-ball”. Desconozco las reglas del mismo. Tan sólo sé que se dispone de tiempo limitado para intentar golear en la portería, o sea, en la puerta del autobús, desde que se baja el último pasajero en cada parada hasta que ésta se cierra. ¿Quién se anima a practicarlo?
Categorías: Realidades 11:32 | Toñi Flamil | 2 Comentarios | #
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