He tocado el cielo, he entrado en él y allí he permanecido un inolvidable rato.

 “De Madrid al cielo”. He visto cumplido este popular dicho castizo, pues he visitado recientemente la Villa y Corte,  la del oso y el madroño, donde  he vivido un sueño que pensaba irrealizable. He conocido al escritor  Daniel Díaz, psicotaxista para más señas, quien ha tenido la deferencia de pasar un rato conmigo y con mi familia, firmarme un par de ejemplares de su libro Ni libre ni ocupado, llevarnos en su taxi y aceptar tomar  una cerveza con nosotros.  El escritor y editor Mariano Vega, alias “Mariano Zurdo”, (que no Rajoy), hizo las veces de San Pedro a las  puertas de la Gloria, y desde su librería La Clandestina propició este encuentro.

Daniel, mi admiración por ti no se debe al hecho de que aparezcas en diversos programas de televisión y de radio,  o a que estés cacha y tengas los bíceps de Popeye. Te admiro porque te considero un magnífico escritor: me gustan tus metáforas y juegos de palabras, tu lucidez mental y tu innata  curiosidad observadora tanto como tus profundos ojos oscuros. Por eso quise detener el tiempo cuando nos dirigíamos en tu taxi (tu particular teatro) hacia el Mercado de San Miguel, y me alegraba cada vez que un semáforo cambiaba a rojo y teníamos que detenernos, mientras  hablábamos sin parar de diversos temas.         

Gracias Simpulso, no me has decepcionado. Y por supuesto mil gracias a Mariano.  Pienso que por momentos así, merece la pena vivir.

En la fotografía, de izquierda a derecha: La Cocinera Políglota, el taxi “Ni libre ni ocupado” y Daniel Díaz Simpulso.

PD. El borrador de este post ha sido escrito en el cuarto de baño del hotel donde me hospedo, sentada sobre la tapa del inodoro, en una pequeña cuartilla apoyada en una tableta de chocolate tipo delicatessen. No es mi forma habitual de escribir. Hoy lo hago así por no despertar a mi hijo, que duerme en la habitación.