Acabo de ser testigo del siguiente sucedido en la estación AVE.

Una mujer joven se dispone a bajar las escaleras mecánicas de acceso hacia la vía, con un niño de corta edad. Antes de pasar por la cinta de control de equipajes, le preguntó al vigilante:

- Mujer: ¿Es por aquí?

- Vigilante: ¿Usted va hacia Madrid?

- Mujer: ¡No! se apresuró a responder, al tiempo que se sacaba con destreza el billete del pecho y se lo mostraba al empleado.

- Vigilante: ¡Ah, es que usted viaja en una lanzadera!

A la mujer se le descompuso la cara en esos momentos. No sé si pensó que se trataba de una nave donde enviarían a ella y a su hijo para alguna misión espacial. Entonces, alarmada, preguntó:

- Mujer: ¿Pero cómo? ¿No voy a coger un tren?

El empleado se lo tomó con buen humor, y la tranquilizó mientras le explicaba sonriendo:

- Vigilante: Sí, eso es un tren normal.

Tras lo cual, la viajera se puso “su churumbel en el cuadril” (eran de etnia gitana), y bajó decidida hacia el citado tren de nombre especial.  

¡Buen viaje!