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Relatos y comentarios sobre lo que acontece en la vida de esta bitacorera. | ![]() |
UN SUSTO MORTALDos historias reales. La primera de ellas tragicómica. La segunda, escatológica y campestre. Ambas tienen en común una exclamación breve y contundente: ¡Ehhh!, que viene a significar algo así como “¡quieto!, ¿qué haces?”. ¡Ehhh!, gritó vigorosamente el supuesto finado cuando se disponían a trasladarlo al tanatorio. En una casa, de madrugada, falleció una señora anciana que se encontraba gravemente enferma. Sus hijos avisaron a la funeraria, como es habitual en estos casos. Poco después, se personó en el domicilio un empleado de la misma. Se trataba de un hombre correcto, vestido con traje negro, como corresponde a la ocasión. Llevaba una carpeta con la documentación necesaria para cumplimentar los trámites de la defunción. Entró al dormitorio que le indicaron, donde había dos camas. Allí todo era silencio y quietud. El empleado se acercó a quien pensaba que era el cadáver, y en ese preciso momento, el señor que descansaba allí, viudo desde hacía un rato, volteó airosamente la manta roja que lo cubría, a la vez que se incorporaba exclamando: ¡Ehhh! Atónito y sin mediar palabra, el enlutado empleado salió huyendo despavorido. Un familiar corrió tras él para aclarar la situación, y pudo alcanzarlo en una plaza a trescientos metros de distancia. Lo convenció para que regresara de nuevo al domicilio. Cuando se encontraba rellenando la documentación correspondiente, y según cuentan testigos presenciales, aún continuaba temblando. No sabemos si a partir de vivir tan traumática experiencia, cambió de profesión.
APRETÓN EN RUTA Un hombre iba conduciendo cuando sintió un terrible apretón intestinal que le obligó a detenerse en ruta y aparcar el coche. Se adentró en el campo, bien camuflado entre la maleza, como un experto cazador. Mientras defecaba y sentía un gran alivio, se llevó la desagradable sorpresa de ver que otro conductor con prisas (esta vez se trataba de necesidades menores), comenzaba a orinar justo encima de él. ¡Ehhh!, gritó el que se encontraba en cuclillas. Con lo amplio que es el campo, y tuvieron que coincidir en el mismo punto para que ninguno de los dos pudiera desahogarse tranquilo. ¿Alguna vez habéis vivido una experiencia parecida a éstas? 16:09 | Toñi Flamil | 7 Comentarios | #
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