Cuando pensaba que ya estaba curada de espantos y sorpresas, me encuentro esto: tijeras de apretón. Y no sé qué pensar al respecto. La silueta que se aprecia resulta algo insinuosa (juzgad vosotros mismos). Se puede leer “un uso satisfactorio al consumidor”. Vaya, no sabía que unas tijeras, por muy especiales que sean, pudiesen resultar satisfactorias o placenteras. La mujer que aparece de fondo, a la izquierda, como una misteriosa cara de Bélmez, se ve sonriente y feliz, vamos, que dan ganas de probarlas.

No sé si poseerán un efecto laxante estas tijeras,  pero como quiera que están garantizadas por cinco años, me cuesta imaginar un apretón intestinal de un lustro de duración. Aunque me tranquiliza saber que están catalogadas como producto de confianza. En el envase, podemos leer datos un tanto desconcertantes (ver fotos).

Me resulta difícil descifrar este mensaje, esta extraña modalidad de reglas ortográficas, palabras desconocidas en el idioma castellano, tal vez estrenadas para la ocasión, como poroducto o ninos, el uso irracional o caprichoso de mayúsculas y minúsculas, concordancia nula entre género y número, etcétera. Tantos puntos después de cada palabra, ¡y paradójicamente omiten el punto final! Eso sí, nos recomiendan conservar los datos para futuras referencias. ¡Faltaría más! La verdad es que yo no consigo captar el mensaje, no sé si está escrito en clave secreta por un gangoso bromista o qué.

PD. He decidido que no las voy a estrenar. ¿Qué os parece?