Me encuentro preocupada en los últimos días, pues vengo observando que con frecuencia me voy dando golpes en la nariz, cosa que antes no me sucedía. Suele ocurrir con algo tan simple y cotidiano como con una cuchara, un vaso, o algún objeto que porto en mis manos. Son golpes sin importancia, que no han llegado a afectar las funciones principales de la nariz como son el olfato y la respiración, pero que no agradan.
Cierto es que la que suscribe nunca ha sido chata; lo tengo asumido, y no obstante, nunca se me ocurrirá pasar por un quirófano para dejar mi nariz tipo estándar, según los actuales cánones de belleza establecidos y que podrían cambiar pasado mañana sin previo aviso. Además, recuerdo el comentario de una brillante doctora que decía: “Ningún sabio en la historia ha sido chato”. Y esto, quieras que no, sube la moral.
La causa de tan inesperado hecho tal vez pudiera deberse a la edad y los disgustos, o algo tan diferente como el cambio climático y el deterioro de la capa de ozono, la abundante basura espacial, la actual crisis económica o los alimentos transgénicos. (A Zapatero esta vez no lo mencionamos, ¿no?).
Os aseguro que no me sucede como a Pinocho, principalmente porque entre mis defectos no se encuentra el de mentir. Así que una de dos: o mi napia se ha agrandado y descolgado últimamente, o mis reflejos han menguado a causa de las neuronas perdidas. Esperemos que resulte un hecho pasajero, y si no, ¡pues nada, que cosas peores hay!
En el supuesto caso de que existan numerosas personas afectadas con este mismo problema, sugiero la posibilidad de crear una asociación cuyas siglas serían ANGI: Apéndices Nasales Golpeados Involuntariamente.
PD. ¿Alguien me puede ayudar, informar, asesorar o consolar al respecto? Gracias.