La Cocinera Políglota |
Relatos y comentarios sobre lo que acontece en la vida de esta bitacorera. |
A TAPONAZOSRecientemente he leído en la prensa, con regocijo, la noticia de las próximas actuaciones previstas en Córdoba, en directo, como a mí me gusta. Se trata de Alejandro Sanz, que inicia su gira mundial en nuestra ciudad, Pablo Alborán, Fito y Fitipaldis, Vanesa Martín, Medina Azahara y un interesante etcétera. Tendrán lugar en el teatro de la Axerquía y en el Coso de los Califas. Entonces recordé que para tener acceso al recinto en este tipo de conciertos, además de entregar la correspondiente entrada a alguno de los porteros vigilantes, exigen que entregues el tapón de la botella de agua, en caso de que la lleves. Porque claro, un arma de semejantes características resulta sin lugar a dudas un peligro en potencia, como si de un proyectil se tratara. No olvidemos que estamos hablando de tapones de plástico de unos dos centímetros de diámetro, que lanzados desde una considerable distancia, con gran precisión y puntería, si llegase a dar en el blanco, podrían causar verdaderos estragos en plena actuación. Pongamos por caso que el tapón impacta en un ojo del cantante: se nos quedaría el artista tuerto. Que tiene la mala fortuna de darle en un gemelo: cantante cojo. Que no es en un ojo, ni en un gemelo, sino en un testículo o en el escroto: ya tendríamos a nuestro ídolo padeciendo impotencia y esterilidad. Que llega al abdomen, a la altura del corazón… ¿corazón partío? ¡Nooo, porque la guitarra le serviría de parapeto o escudo, a la usanza de los soldados medievales! No quiero ni pensar lo que podría suceder si todo el aforo allí congregado, al unísono y de manera bien sincronizada con anterioridad, como quien planifica y lleva a cabo una compleja misión de los Geos, comenzaran a lanzar miles de tapones a diestro y siniestro contra el escenario. ¡Pin, pan! Vamos, eso se convertiría en una auténtica pesadilla, comparable tan solo a la llegada de un devastador tsunami o al ataque de los pájaros de Hitchcok en la película del mismo nombre. ¡Menuda amenaza! Nada, nada, “taponazos los justos”. Pero claro, hecha la ley, hecha la trampa. Mi recomendación es que lleves siempre un tapón de repuesto guardado, como el camello que oculta su alijo con ahínco. Cuando te sientes y te acomodes, podrás colocárselo a tu botella; así evitarás que se derrame el líquido elemento; tendrás las manos libres, lo que te permitirá aplaudir, bailar, llevar el ritmo y en definitiva, generar endorfinas, que es de lo que se trata. 14:10 | Toñi Flamil | 3 Comentarios | #
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